Ingenieros IA y procesos industriales, dos variables con un sólo destino: la Roboética

noreply • 28 de abril de 2024

(1)
, elaborado conjuntamente entre investigadores europeos y norteamericanos, en el que ponen de manifiesto que existen diez problemas difíciles de la IA que cabe solucionar: 1) desarrollar capacidades generales de los sistemas, 2) asegurar el desempeño de los sistemas de IA y sus procesos de capacitación, 3) alinear los objetivos del sistema con los objetivos humanos, 4) permitir grandes aplicaciones de la IA en la vida real, 5) abordar las perturbaciones económicas, 6) asegurar la participación de todos, 7) garantizar al mismo tiempo un despliegue socialmente responsable, 8) abordar cualquier perturbación geopolítica que cause la IA, 9) promover una buena gobernanza de la tecnología, y 10) gestionar las disrupciones filosóficas para los humanos que viven en la era de la IA. Como podemos observar, de la decena de problemas descritos, a excepción de los dos primeros -aunque con matices-, el resto pertenecen de lleno al ámbito de la Roboética; y aun así, el sector de la IA trabaja en busca de soluciones a espaldas de la misma. Aunque, siendo rigurosos, la calificación de “trabajar en busca de soluciones” es demasiado generosa, ya que el esfuerzo del sector tecnológico por encontrar las preceptivas soluciones resulta patentemente exiguo.

La razón, como ya avancé en la pasada reflexión sobre las conclusiones del recién Informe de Índice de la IA publicado por la Universidad de Stanford (2) , es clara: la revaloración del interés partidista del sector tecnológico como bien superior a defender versus el bien colectivo. Tanto es así que, de hecho, la sociedad -dígase todos y cada uno de nosotros- nos hemos convertido en campo de prueba y estudio de una tecnología que, sin ser responsable ni funcionar bien, sólo busca el beneficio económico. O, dicho de otra manera a modo pedagógico, la presente situación podría ser pareja a imaginar que el sector automovilístico sacara al mercado vehículos de acceso discriminado para sus usuarios según sesgos sociales, y cuya conducción impredecible pudiera generar situaciones en la que los coches acelerasen o girasen de sentido de manera autónoma y sin previo aviso, y por tanto sin control del conductor; y aun así la sociedad -entiéndase tanto automovilistas como peatones convertidos de facto en conejillos de indias- normalizásemos dicha situación para experimentación y rédito continuo de la industria sectorial.

La pregunta pertinente, por tanto, no puede ser otra que dé respuesta al por qué de esta casuística sociológica. Las razones, a todas luces, son varias dentro de un mismo árbol causal:

1.-Porque la sociedad aún no entiende qué es y qué puede hacer la IA.

2.-No entiende qué es y qué puede hacer, porque la sociedad aún no es consciente de la omnipresencia de la IA en sus vidas diarias.

3.-La sociedad no es consciente de la omnipresencia de la IA, porque ésta se ha infiltrado sigilosa y ocultamente en todos los resquicios del tejido social de manera tan vertiginosa como exponencialmente.

4.-La IA se ha infiltrado silenciosa y ocultamente en la sociedad, porque se ha camuflado bajo la era del imperio digital, cuyo control está restringido al celoso mundo de los ingenieros tecnológicos.

Y, 5.-La IA está celosamente restringida al sector tecnológico, porque a éste no le interesa que la sociedad pueda hacer juicios de valor respecto al alcance moral de sus avances y, por extensión, potencialmente entorpecer sus expectativas económicas por la explotación de sus productos y servicios.

Una conclusión que en sociedades occidentales de corte democrático, dicha evidente falta de transparencia en las políticas y procedimientos éticos del desarrollo de la IA por parte del oligopolio tecnológico, nos deberían poner en estado de alerta. Ya que la influencia de esta nueva fuerza motriz social advenediza es transversal al conjunto de actividades humanas, hasta el punto de ostentar la capacidad efectiva de moldear la realidad conocida a imagen de sus propios designios. Un poder asumido por parte del sector algocrático, ante la impotencia de los Estados políticos, que le permite incluso eludir la máxima clásica -parafraseando al César- de que en la vida no sólo hay que ser honestos, sino también parecerlo. Tal es el caso, exempli gratia , a nivel particular de la compañía Google que realiza a consciencia acciones contrarias a su propio código roboético, promoviendo que sus equipos de finanzas y publicidad empeoren expresamente las búsquedas de su navegador para que la empresa gane más dinero (3) ; sin dejar de mencionar a nivel general, por otra parte, el ritmo incesante de salida al mercado de nuevas aplicaciones de las grandes tecnológicas cuyo funcionamiento contradice de facto sus propios códigos éticos IA corporativos, y cuya mala praxis se ha convertido en pauta sectorial normalizada.

Dibujado el escenario presente, debemos hacernos tres preguntas clave: ¿por qué la industria tecnológica en IA es reticente a integrar la Roboética en sus procesos fabriles de productos y servicios?, ¿por qué es importante normalizar la Roboética como marco natural del desarrollo sectorial?, y ¿qué consecuencias sociales tiene la actual falta de implementación de la Roboética?. Tres cuestiones que, si bien son extensas de responder, las desarrollaremos a continuación de manera lo más concisa posible:

1.-Reticencia del sector tecnológica IA hacia la Roboética

Más allá de intereses económicos y de corporativismos profesionales -no exentos de tecnoegolatrías personales-, si nos centramos en la comunidad de ingenieros de software y de científicos informáticos norteamericanos (por ser EEUU potencia mundial, junto con China, en desarrollo de la IA), y siendo este colectivo quienes como líderes sectoriales deben asegurar una IA ética y segura en el orbe occidental, cabe señalar que diversos estudios (4,5) apuntan a que los ingenieros contemporáneos ni están preparados para lidiar con las implicaciones sociales de sus trabajos, ni parecen tener motivación alguna en afrontar los dilemas morales propios de una tecnología directamente disruptiva en todos los ámbitos de la actividad humana. Y, aún más, cuando se les presentan casos de estudio particulares, dichos profesionales tecnológicos a menudo tienen dificultades para reconocer los dilemas éticos que se les presenta. La razón de esta situación la encontramos tanto en la práctica inexistencia de asignaturas roboéticas en los programas formativos de ingeniería, como en la falta de cultura general sobre Roboética, hasta el punto que el colectivo de ingenieros concibe actualmente la ética y los impactos sociales de la tecnología como algo ajeno al trabajo de ingeniería “real”, bajo la falsa premisa de que su responsabilidad se limita a crear la tecnología y que los problemas asociados a su uso no son de su incumbencia.

2.-La importancia de la Roboética como marco de desarrollo de la tecnología IA

Ciertamente, la responsabilidad no sólo recae sobre los ingenieros, sino que la responsabilidad debe compartirse con empresas y legisladores. Pero no es menos cierto que tanto la legislación siempre va detrás de las necesidades sociales, como que las empresas tecnológicas están dirigidas en su gran mayoría por ingenieros, y que éstos a su vez son los responsables de los vertiginosos avances tecnológicos que disruptivamente afectan -a cada nuevo día que pasa- al conjunto de la sociedad en una era de la humanidad inmersamente digital. Fenómeno sociológico que ha convertido a los ingenieros, paradójicamente aún sin ellos buscarlo ni quererlo, en los nuevos filósofos de la Ética, pues sus innovaciones tecnológicas -por estar omnipresentes en la vida del hombre- afectan directamente a la redefinición moral del comportamiento humano, con especial énfasis en las nuevas generaciones.

Por tanto, si entendemos que la IA está acaparando rápidamente todos los aspectos de la vida diaria, que asimismo la IA evoluciona exponencialmente superando los esfuerzos regulatorios y políticos que buscan guiar su uso ético (dígase Ética Normativa), y que los ingenieros -como autores intelectuales de la IA- están actuando de facto de moralistas al tomar decisiones de aplicación práctica que remodelan el propio concepto de la sociedad conocida, resulta obvio llegar a la inferencia por razonamiento deductivo de que el sector IA requiere de un instrumento de trabajo de responsabilidad social corporativa. Un instrumento que afronte los problemas de una tecnología en continuo cambio y transformación en materia de Ética Aplicada, entiendo ésta como la disciplina que   confronta cuestiones morales concretas y controvertidas que se escapan a la ética regulada o normativa (como pueda ser el caso del famoso Dilema del Tranvía). Y esta herramienta estratégica de gestión de responsabilidad social tan necesaria como imprescindible para el sector tecnológico IA no es otra que la Roboética.

3.-Implicaciones de una sociedad exenta de Roboética

En caso contrario, en un contexto social que evoluciona aceleradamente bajo el liderazgo tecnológico, las implicaciones de una sociedad exenta de Roboética son múltiples. Y, sin intención de abarcar dicha compleja heterogeneidad -cuyos análisis poliédricos, el lector, si se precia, puede consultarlos en anteriores artículos o libros de autoría propia-, en esta ocasión en particular deseo hacer especial hincapié en una implicación singular: la heurística de la máquina.

Esta derivada de la heurística, para situarnos, trata básicamente el fenómeno social de la confianza ciega de las personas en la tecnología IA por considerarlas precisas, objetivas, e infalibles, principalmente. Es decir, el ser humano asumimos inconscientemente y por tendencia natural una supra competencia a la tecnología aún cuando esta, realmente, no la garantiza. Lo que genera como resultado una relajación del criterio de juicio de la persona, como se pone en evidencia, entre otros estudios, en el caso de la reducción de vigilancia de los pilotos de aviones cuando éstos vuelan en modo automático (6) , o cuando como usuarios confiamos plenamente la cesión de nuestros datos privados a una máquina en vez de a un agente humano (7).

Por tanto, a la luz del efecto de la heurística de la máquina, queda claro que sin un elemento de evaluación ético social de la tecnología IA, como es la Roboética, el ser humano -bajo la lógica gaussiana- tenderá a dejar de tener control sobre el propio Principio de Realidad por ausencia de un pensamiento crítico saludable, pudiendo ser víctima fácil de estados tanto de manipulación cognitiva, como de desinformación o falsedad sobre el conocimiento, e incluso de situaciones deliberadas de fraude o de injusticias sociales, entre otros. Implicaciones en su conjunto que, aun aplicando la suma de historias feynmaniana, previsiblemente desembocarán por probabilidad estadística en un solo y único punto de convergencia en un horizonte futurible: la distopía social.      

Expuesto lo cual, a las empresas tecnológicas y a los ingenieros en IA cabe exhortarles que si bien a día de hoy son indiscutiblemente la fuerza motriz de la evolución de nuestra sociedad, no es menos cierto que justamente por ello atesoran una gran responsabilidad social, pues con sus acciones en la gestión y desarrollo de un gran poder como es la IA están moldeando y redefiniendo la sociedad del mañana. Una responsabilidad que les compete moralmente, por defecto de un marco legal impositivo global y eficaz, a ser conscientes no sólo de los dilemas éticos que implica socialmente su trabajo, sino asimismo a ser conscientes de la consecuente obligación de afrontarlos en la medida de lo posible. Una responsabilidad que inicialmente pasa, en el caso de las grandes compañías del sector, a reincorporar a sus departamentos de Roboética despedidos en los últimos meses; en el caso tanto de las pequeñas y medianas empresas como de las startups , a contratar a un responsable de Roboética desde el primer día (8) ; y en el caso de facultades de ingeniería, a integrar la Roboética como materia de estudio en sus programas formativos. Pues al final, todos sin excepción deberemos enfrentarnos a una pregunta de la que no podemos sustraernos: ¿Queremos una sociedad futura sujeta a Roboética, y por tanto inspirada en la Filosofía Humanista que vela por los derechos sociales y civiles; o contrariamente nos decantamos por construir una sociedad del mañana exenta de Roboética y por tanto distópica?. La decisión es nuestra, sabedores que tanto la acción como la no-acción son dos posicionamientos con consecuencias futuras divergentes.

Realizado este llamado reflexivo, y sobre la base de que el sector tecnológico IA se desarrolla en una economía de mercado keynesiano bajo modelos de organización social democráticos -al menos en el orbe occidental, que es el que nos interesa-, no creo equivocarme al afirmar que la Roboética no sólo se va a consolidar a medio plazo como el nuevo marco referencial del sector (superando por fuerza mayor las reticencias y resistencias del mismo), sino que aún más acabará convirtiéndose en un instrumento clave de gestión y de competitividad de las empresas de ingeniería IA. Pues al final, comunidad profesional de ingenieros y procesos industriales en IA son dos variables con un sólo e inevitable destino: la Roboética.

 

Referencia

(1)     Diez problemas difíciles de la inteligencia artificial que debemos solucionar. Gavin Leech , Simson Garfinkel , Misha Yagudin , Alexander Briand , Aleksandr Zhuravlev. Arxiv, Cornell University, 6 Febrero 2024 https://arxiv.org/abs/2402.04464

(2)     IA: sólo importa reducir costos y aumentar beneficios, aunque pierda la sociedad. Jesús A. Mármol. Bitácora de un Buscador, 16 Abril 2024 https://acortar.link/8BBsP0

(3)     El hombre que acabó con la búsqueda de Google. Ed. Zitron, 24 Abril 2024 https://acortar.link/O9n56f

(4)     Resistir y ayudar al compromiso con el bienestar público en la educación en ingeniería. Sociedad Estadounidense para la Educación en Ingeniería, 13 Mayo 2020 https://acortar.link/kZSL4T

(5)     Aprender a priorizar el bien público: ¿La capacitación en clases, lugares de trabajo y sociedades profesionales moldea la comprensión de los ingenieros sobre sus responsabilidades en materia de bienestar público?. Sociedad Estadounidense para la Educación en Ingeniería, 20 Marzo 2024 https://acortar.link/v2DVhO

(6)     El efecto de la automatización sobre los factores humanos en la aviación. Jamie Paul Brown. JIAS, 2016 https://acortar.link/L08EFl

(7)     Heurística de máquina: cuando confiamos nuestra información personal a las computadoras más que a los humanos. S. Shyam Sundar y Jinyoung Kim. ACM, 2 Mayo 2019 https://acortar.link/7bGXYC

(8)     Por qué toda startup de IA debería contratar a un jefe de ética de IA desde el primer día. Steve Lourdessamy. Medium, 20 Abril 2024 https://acortar.link/Zqr8QG