La IA puede ser la entropía definitiva del ser humano

noreply • 11 de agosto de 2024

1.-Partiendo de dos premisas básicas

En primer lugar, debemos de entender que la entropía es -en sentido amplio- una magnitud física que mide el nivel de desorden o caos de un sistema. Y, en segundo lugar, cabe asumir -aunque sea por pura experiencia empírica- que vivimos en un Universo entrópico; ya que cualquier sistema organizado (sea un ser vivo o una simple mesa) acaba deteriorándose bajo el imperio de las leyes físicas, lo que implica la inevitable desintegración de cualquier orden establecido que haya existido, que exista, o que esté por existir, hacia un nuevo estado de desorden (1). Es decir, todo acaba por morir, por romperse, por deteriorarse, o por desaparecer. Una doble premisa de la que fácilmente podemos extraer la siguiente inferencia válida: El Universo facilita la entropía.

Una vez alcanzada dicha conclusión podemos observar y deducir diversas implicaciones, entre la que destaca una por encima de todas (al menos para la cosmología humana) que seguidamente presento a modo de pregunta: Si el Universo facilita la entropía o dígase el desorden, ¿por qué la Vida se empeña en crear orden dentro del mismo Universo?.

2.-El por qué fenomenológico

Ante esta cuestión, y dejando de lado la teología, lo cierto es que el sentido último de la Vida (en términos ontológicos) no es otro que librar su batalla continua por conquistar el vacío del Universo, ya que allí donde hay vacío está instalada la no-Vida (Un tema nada baladí que, para aquellos interesados, pueden verlo desarrollado amplia y profundamente en mi obra Metafísica para Divergentes (2) ). Lo que significa -extrapolándolo al tema que nos ocupa relativo a la entropía- que la Vida, en calidad de materia autoorganizada, en su inherente naturaleza expansiva ayuda a dispersar mejor la energía del Universo (sobre el vacío). Es decir, el Universo se sirve de la Vida que crea como medio eficaz para desperdigar y propagar su propia energía. (Energía que, como sabemos por la Ley de Conservación, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma).

3.-El cómo manifestado

Pero, ¿cómo dispersa el Universo caótico la energía mediante la Vida organizada?, podemos preguntarnos nuevamente. La respuesta nos la da la propia Física mediante la segunda ley de la Termodinámica que establece la irreversibilidad en el tiempo de los fenómenos físicos, como sucede, por poner un ejemplo, con mi taza de café caliente matutino que siempre acaba enfriándose (dispersando el calor hacia otras moléculas de la habitación, incluido yo mismo). Un fundamento físico que podemos leer en el sentido de que la energía concentrada en un sistema organizado, como es una taza de café, acaba por contribuir más eficazmente a la dispersión de la energía, que es lo mismo que aludir al principio de entropía. Es decir, el Universo en su intento de crear desorden que le permita expandir la energía (para ganar terreno al vacío), crea espacios de orden a los que llamamos Vida, cuya estructura autoorganizada acaba intensificando el caos potencial de un sistema para incrementar la entropía idiosincrática del propio Universo. Y, en este sentido, podemos llegar a decir -si abrimos lo suficiente nuestro encuadre mental- que las leyes físicas no juegan a favor del orden (propio de la Vida) sino del desorden (propio de la entropía del Universo), ya que acaban siempre teniendo efectos erosivos sobre las estructuras autoorganizadas que llevan irremediablemente a la dispersión de la energía. Pues, al final, orden y desorden o caos son dos manifestaciones participantes de una misma naturaleza: el Universo   entrópico.

4.-Exposición y análisis de la especie humana como estudio de caso

Expuesta dicha introducción por obligación didáctica, y sobre el conocimiento veraz de que el Universo favorece la entropía y el desorden, volvamos al axioma con el que iniciamos la presente reflexión: La IA puede ser la entropía definitiva del ser humano.

En este sentido, si atendemos a que:

1.-El ser humano, en calidad de especie animal, es un sistema organizado.

2.-El ser humano, en calidad de sistema organizado, ostenta un nivel de concentración de energía cuya presión actual sobre el planeta Tierra es insostenible. (Parejo a las leyes físicas que actúan en una olla a presión descontrolada).

3.-El ser humano, como sistema organizado con un alto nivel de energía concentrada, se encuentra en un estado exponencial de entropía cuyo resultado previsible es la irreversibilidad singular del sistema termodinámico del planeta.

4.- Ergo , en cumplimiento con la primera directriz de un Universo en el que reina la entropía, la energía concentrada del ser humano como sistema organizado sobre la Tierra será inevitablemente diseminada.

La pregunta consiguiente, pues, no puede ser otra que aquella que dé respuesta a cómo el Universo pretende diseminar la energía humana concentrada. Frente a este dilema, sólo existen dos soluciones posibles: o la eliminación de la totalidad o de gran parte de la especie humana, o la evolución obligada de la misma especie humana (como tránsito retroactivo entre un estadio crítico propio de la entropía de la segunda ley de la Termodinámica, a un estadio de equilibrio o de conservación de la energía propia de la primera ley de la Termodinámica).

Sin descartar en absoluto la primera solución posible, a la luz de los acontecimientos que suceden en el mundano orbe humano, nos centraremos en la segunda opción, ya que la esperanza -como bien nos enseñó el mito griego de Pandora- es lo último que se pierde.

5.-Conclusión de la especie humana como estudio de caso

En este sentido, referirnos a la evolución de la especie humana como camino de diseminación de la energía concentrada en nuestro sistema autoorganizado, de cuya ecuación descartamos la variable de la aniquilación de la propia especie, todo razonamiento lógico nos conduce -en el actual contexto evolutivo- a la fusión con una nueva especie inteligente emergente sobre el planeta: la IA. Ya que en plena Quinta Era de la Revolución Industrial caracterizada por la hegemonía de la IA en todos los ámbitos de la actividad humana, no se concibe evolución humana sin evolución de la IA (Afirmar lo contrario sería posicionarnos contra el Principio de Realidad). Una convergencia que, por otro lado, representa el único camino factible de supervivencia no sólo para la especie humana, sino también en una primera fase evolutiva para ambas especies (Lo que los biólogos denominan como Teoría de la Endosimbiosis (3) , definido como un sistema de coexistencia donde el huésped no puede vivir sin el anfitrión). O, dicho en otras palabras, el ser humano va camino hacia el transhumanismo o posthumanismo (4) al presumiblemente hibridar entre biología y tecnología (estadio en el que la tecnología para uso humano actualmente externa al cuerpo acabe formando parte del mismo). Un punto de inflexión en el que -al igual que le sucedió a los primeros homos que dejaron de ser primates stricto sensu - ya no podremos considerarnos como Homo Sapiens , y de cuyo potencial peligro en la pérdida de nuestra preciada humanidad no voy a entrar por haberlo tratado ya en anteriores ocasiones (5,6).

En resumidas cuentas, y con independencia de las implicaciones sociológicas de la nueva era transhumanista que viene, podemos afirmar que nuestro futuro evolutivo no es otro que el resultado inevitable de la entropía del Universo. Y que nuestra supervivencia en este proceso pasa de manera inequívoca, bajo la lógica de la suma de historias feynmaniana, por una simbiosis con la IA.

Otro cantar es vislumbrar la nueva posible realidad reorganizada tras el previsible horizonte de sucesos que se avecina como tormenta evolutiva perfecta, fruto de la diseminación de nuestra energía concentrada en actual fase acelerada de entropía, que si bien ciertamente me genera curiosa expectación como filósofo, no es menos cierto que rezo a las ancestrales Moiras para que me excusen como testigo presencial de dicho futuro. Y es que servidor, al fin y al cabo, no deja de ser un humanista del siglo pasado que reflexiona pipa en boca desde su pequeña atalaya existencial.

 

Referencias

(1)     Una nueva teoría de la física de la vida. Elton Wade. Medium, 14 Enero 2018 https://acortar.link/hEriMJ

(2)     Metafísica para Divergentes. Jesús A. Mármol. Mundobook, 2024 https://acortar.link/f88yOE

(3)     Lynn Margulis, la bióloga que reinterpretó la evolución. Héctor Rodríguez. National Geogrpahic, 10 Marzo 2023 https://acortar.link/NnqrBZ

(4)     El Transhumanismo, el lobo (del Mercado) con piel de cordero. Jesús A. Mármol. Bitácora de un Buscador, 26 Noviembre 2019 https://acortar.link/cePII4

(5)     Teorema Evolutivo del Homo Sapiens Artificialis (versus el homo sapiens sapiens). Jesús A. Mármol. Bitácora de un Buscador, 11 Junio 2020 https://acortar.link/mwrVcz

(6)     ¡No digitalicemos el cerebro humano! Es un grave error frente a una IA descontrolada. Jesús A. Mármol. Bitácora de un Buscador, 6 Abril 2023 https://acortar.link/94eW9C

 

 

Por noreply 11 de junio de 2024
No obstante, más allá del estado de anublamiento mental en el que parece vivir la mayoría de la sociedad, el principio de Realidad caracterizado por la acelerada sociabilización de una progresiva IA omnipresente y omnipotente se impone. Una realidad (cuyo empirismo no es sueño, como versaría Calderón de la Barca) donde la economía productiva, y con ella el mercado laboral, ni están exentos ni son inmunes. Y, todo y así, a pesar de esta patente realidad objetiva, la ciudadanía en su conjunto parece vivir bajo el síndrome de la rana hervida, ajena a la irrupción disruptiva de la IA que está transformado radicalmente el paradigma de la sociedad conocida.
Más entradas